Cada noche antes de soñarte le dedico unos minutos a
reflexionar sobre lo que siento por ti. Toda la ciudad apagada y silenciosa,
solo estamos mis pensamientos, tu recuerdo y yo. Que bonito es recordarte, solo
con eso ya soy feliz, ver como me dedicas esas palabras, que al parecer salen
de aquel lugar que se esconde tras tu pecho, provocan en mi un estado de
alegría inmediata. Pero el miedo sigue estando ahí. Miedo a que esas palabras
digan más de lo que sientes, a que venga una ráfaga de viento y se las lleve.
Mira, quiero verte, es más, ¡necesito verte! Quedemos para charlar y fantasear
sobre como viviremos el futuro que nos espera, muéstrame que lo nuestro es más que
palabras, bésame como si no hubiese mañana, cógeme la mano y dime que no me
soltaras nunca.